sábado, 6 de mayo de 2017

PRELUDIO A LA CONJURA DE INFIELES. UN RESUMEN DE SITUACIÓN


PRELUDIO AL LIBRO 1 DE LA SAGA 'CONJURA DE INFIELES'

Luces y sombras iluminan el albur del nuevo siglo. La alta edad media queda atrás, mientras la naciente Europa se debate entre una decidida apuesta por el cristianismo apostólico, al que los reyes y emperadores juran vasallaje, y los vaivenes de unas fronteras en continua evolución.

El Sacro Imperio Romano Germánico se desgajaba ante la pujanza de las ciudades del norte de Italia, agrupadas en la Liga Lombarda, mientras el papado, culminando la Reforma Gregoriana, se empeña en reafirmar su supremacía espiritual, en subrogación del devenir de las almas de sus gobernantes alemanes. Una nueva Iglesia se abre paso con la intención de ser la representante única y fehaciente del poder de Dios en la tierra, y a esa voluntad ya no se opondrá emperador alguno.

Los francos, revitalizados por la figura de Felipe Augusto, aspiran a expandir sus dominios más allá de la Isla de Francia. Los normandos de Anjou, la saga de los Plantagenet, gobiernan en Inglaterra, mientras mantienen el control de más territorios en las galias de los que el mismo rey francés, en especial, cuando la inmortal Leonor de Aquitania se casa con Enrique II de Inglaterra, incluyendo en sus arras el Condado de Gascuña. La Provenza es un avispero de vizcondados leales al rey de Aragón, Alfonso II, liderados por el Conde de Tolosa, en franca rivalidad con del Condado de Barcelona. En su interior, alberga la herejía cátara, una versión gnóstica del cristianismo, que se expande vertiginosamente, entrando en conflicto con el mismo papado y con la fe apostólica. Un conflicto que degenerará en cruzada.

Francia en el siglo XII (Fuente: George Duby – ‘Atlas histórico mundial’, Ed. Debate, 1987)
No solo eso, el fenómeno trovadoresco, exaltación de las virtudes caballerescas y reflejo poético de la voluntad del señor sobre el vasallo, traduce el juramento de lealtad a analogías románticas. Se asimila el juramento vasallático al vínculo entre el caballero y la dama idealizada. El latín es sobrepasado por el romance provenzal y la lengua de moda se sacude los convencionalismos del pasado. El Gótico mana de Francia, sojuzgando formas más atrevidas que el Románico, manifiesto deseo de mayores alardes en la exaltación a Dios. En definitiva, la revolución cultural se extiende, protagonizando un auténtico ‘renacimiento’ medieval, fijando el hito de la transición entre la Alta y la Baja Edad Media.

Expansión del gótico desde Francia (Fuente: George Duby – ‘Atlas histórico mundial’, Ed. Debate, 1987)

La Tercera Cruzada se aviene, liderada por Ricardo Corazón de León, rey Plantagenet de Inglaterra, Federico Barbarroja, emperador germano, y Felipe II, rey de Francia, combatiendo las tropas del formidable Saladino. Atrocidades sin fin, sitios legendarios, como el de Acre y un delicado equilibrio de poderes e intereses cruzados por imponer gobernadores en el Reino de Jerusalén.

La cruzada de oriente es la única forma que encuentran los reyes y nobles germanos, ingleses y franceses de enfrentar la amenaza del sarraceno, en beneficio de su salvación. La excusa será el dominio de los Santos Lugares y la peregrinación, obligatoria.


Mapa de la tercera cruzada (Fuente: Wikipedia)

Las Españas, como así se conocen y refieren desde Roma, mantienen su propia cruzada. Una cruzada sin largas expediciones, pero de algaradas, cabalgadas, de razzias y apellidos. Una cruzada de ‘arreones’, mutuamente propiciados entre los reinos cristianos y los sarracenos de Al-Ándalus. Interpelada por el papado, a causa de las frecuentes disensiones entre los reyes cristianos de la península. Paradójicamente, en las Españas, se desarrollaba un grado de convivencia relativamente tolerante, comparado con el promedio en la época y, especialmente, con los reinos centroeuropeos. De hecho, Europa vive sumida en un estado severamente feudal, constituido por relaciones de vasallaje, que reconoce todos y cada uno de los esquemas de la relación de servidumbre entre señores, estamentos y la supeditación de unos grupos sociales a otros. Sin embargo, en ‘las Españas’, la situación varía; salvo en regiones como el Condado de Barcelona, donde la atomización de la nobleza y la larga herencia proveniente de los francos, fruto de la tradición de la Marca Carolingia, sumado al confinamiento a un espacio físico, la convertían en un estado feudal al uso. En los demás territorios peninsulares, instituidos ya como reinos a mediados del siglo XII, el concepto de hombre libre existía, con notables excepciones. En los concejos y en las comunidades de villa y tierra, concedidas por intercesión real y, principalmente hacia el sur de la península, hombres y mujeres libres prosperaban, mientras vigilaban, siempre alerta, la llegada del enemigo, acantonándose tras los muros, cada vez que una razzia musulmana acudía a devastar y tomar botín. Tal era el precio de la libertad y de la tierra.
Los señores, por su parte, lo serán en el norte, donde poseen sus tradicionales, feudos. Señoríos engalanados, desde siglos atrás, por sus ancestros en la Castilla Vieja o ‘Castiella Vetula’, Trasmiera, la Liébana, las Vascongadas, Bureba, Rioja, Calahorra, Asturias, Aliste, Asturias, Galicia, Bierzo, León, Infantazgo, Trasmiera, Campoo o el Infantazgo. La meseta central acoge a las ‘Extremaduras’ castellanas y leonesas, la primera tierra de frontera que, como el meandro de un río, dejó de prestar servicio, tiempo atrás, siendo ahora lugar de grandes ‘alfozes’ concejiles, comunidades que engloban un sitio encastillado con varias aldeas supeditadas a su alrededor. Hogar de las ciudades tradicionalmente más castellanas: Ávila de los Leales, Segovia, Soria, Almazán, Ciudad Rodrigo, Salamanca, Valladolid, entre otras.

La España de los cinco reinos (Fuente: J. Monsalvo Antón – ‘Atlas histórico de la España medieval’ – Ed. Síntesis)
Más al sur, sigamos, ‘la Transierra’, farallón inmenso protagonizado por el Sistema Central, lugar de pocos y obstáculo de muchos. De aquí hacia el sur se extenderá la auténtica tierra de aventureros y hombres libres del siglo XII. Su protagonista indiscutible es Toledo. Toledo, la gran ciudad hispánica, herencia romana y visigótica. Un siglo atrás conquistada por Alfonso VI (1085 DC), Toledo era la ciudad de referencia para los grandes reinos de Castilla y/o León. Y junto a Toledo, Plasencia, Cuenca, Madrid, Alcalá de Henares, Talamanca, Buitrago, Esquivias, Almonacid, Guadalajara, Yébenes, Huete, Uclés, Montánchez, Monfragüe, Talavera, Maqueda, Badajoz, Trujillo… Alarcos.

Toledo desde el otro lado del Tajo. Se distingue el Alcázar a la derecha, la catedral, antigua gran mezquita o las aceñas a los pies del río. En primer plano, una imporante sección de la antigua judería (Fuente: Wikipedia)
En esta tierra los hombres prosperan, a riesgo y ventura. Los señores, se convierten en ‘tenentes’ y ejercen la ‘tenencia’ temporal de dominios del rey en tierras por colonizar, abrigando a las poblaciones que en ellas pretenden transformar el entorno en un nuevo proceso expansivo de Reconquista.

Junto a hombres libres, las órdenes militares dibujan el territorio, a falta de nobleza, válgame la Iglesia. Los reyes se apoyan en la pericia y arrojo de los milites de las órdenes de Calatrava, de Santiago, Montegaudio, los Truillenses, Alcántara, el Hospital o los Templarios, para defender fronteras y mediar por tercerías en las disputas entre territorios. Los freires, mojes guerreros, son la élite del ejército con que cualquier rey pueda contar aunque, en realidad, solo obedecerían al papa y a la regla monástica que les sea concedida.

Mapa de distribución de las órdenes militares (http://historiabloggrupal.blogspot.com.es/)



Aragón y Castilla sellan las líneas de sus futuros avances y reinos en el Tratado de Cazola (1179 DC), consolidando una tendencia expansionista a costa del Reino de Navarra, a la que hostigarán con frecuencia hasta finales de siglo. León y Portugal procuran sus propios avances, a costa de los andalusíes del sur, en un juego de alianzas y desavenencias en el que el único enemigo es aquel que impide el avance propio, o que se esté convirtiendo en una potencia militar.

El reparto entre Aragón y Castilla para salir al mar (Fuente: J. Monsalvo Antón – ‘Atlas histórico de la España medieval’ – Ed. Síntesis)

Finalmente, los roces entre Castilla y León se harán crónicos, en especial por la región limítrofe entre ambos reinos; los ricos campos de cereales palentinos y las fértiles aguas del Duero, a su paso por Valladolid, son objeto de continuas pugnas por el espacio, sorteando una multitud de castillos apostados en una línea imaginaria que vela la frontera entre los dos.

Sea como fuere, las Españas eran diferentes a todo lo que les rodeaba y, en particular, en su relación con los vecinos de Al-Ándalus: no en vano, era habitual la concesión del ‘amán’ o perdón, en caso de asedio de las poblaciones, dejando escapara a la guarnición con todo lo que pudieran acarrear. Una pequeña concesión entre dos poblaciones, en continua pugna, pero también en continua convivencia, desde siglos atrás.

Una convivencia suntuaria, en la que los intercambios económicos eran frecuentes, por la vía comercial, bien la del botín de guerra. El oro almohade, proveniente de África encontraba su vía de penetración hacia Europa a través de las razzias peninsulares, bien fruto de la intensa relación de aquellos sarracenos con las prolijas ciudades estado del Norte de Italia (Pisa y Génova, entre otras)


La Giralda de Sevilla, alminar muestra cumbre de la arquitectura de los almohades, reflejo de la grandiosidad del imperio bereber, coronada por 'Al-Mansur' el victorioso de Alá, tras la victoria sobre los cristianos en Alarcos (Fuente: Wikipedia)
Los almohades, bereberes fieles a la ortodoxia propugnada por abd al-Mumin, un predicador descalzo que radicalizó facciones y dinastías desde su hogar, sito en las montañas del Atlas, en el sur del Magreb, dando lugar a una secta que corrió como la pólvora por el norte de África, a tiempo de fundar uno de los imperios más exitosos de su tiempo. Secta bereber que ocuparía los dominios de los españoles andalusíes, cuando los restos de la saga almorávide se resquebrajaban definitivamente, dejando al desnudo las vergüenzas de un Al-Ándalus que, desde hace tiempo, no parecía ser capaz de defenderse solo de los embates de los cristianos del norte.

Todo ello cambiará, naturalmente, con la invasión de los almohades, recibidos, ‘a puerta gayola’ por los andalusíes. Vienen de fundar su propio califato, independiente del de Damasco; no son árabes, pues son ‘moros’ genuinos (del término romano ‘maurus’, empleado para designar a los pobladores de Mauritania, que se generalizó entre los pobladores cristianos para designar, en general, a todos los musulmanes provenientes, en general, del Magreb) Tienen una jerarquía muy definida y son radicales, muy radicales. Imponen con puño de hierro la ortodoxia del islam y propugnan la ‘yihad’ (guerra santa) Se trata de su modo de vida, de su modus vivendi, su razón de ser. Una élite por y para la guerra que, en socorro de muslimes del sur de la península, expanden sus dominios, trayendo de nuevo aires de derrota a la fe cristiana. Y es con el califa Abu Ya'cub ibn Yusuf ‘Al-Mansur’ (1184-1199 DC), el otro moro Almanzor que hoyó las Españas, cuando los almohades alcanzan su máximo esplendor. Hace décadas que los cristianos peninsulares no enfrentan un enemigo tan formidable, y esto, traerá sus consecuencias.

El Imperio Almohade (Fuente: J. Monsalvo Antón – ‘Atlas histórico de la España medieval’ – Ed. Síntesis)
Los reyes cristianos del Norte afrontan la división del reino unificado de Castilla y León. Fernando II heredar León y Sancho III hereda Castilla. Pero Sancho III muere joven y su hijo, Alfonso VIII, el noble (1155-1214DC), le sucede como ‘el rey niño’, ascendiendo al trono a la tierna edad de tres años. Las ambiciones de su tío, el de León, le llevarán a hacerse con el control de media Castilla, aprovechándose de la debilidad castellana. En medio de este proceso, la rivalidad legendaria de dos familias de rancio abolengo y enorme poder en las Españas: los Lara y los Castro. A punto de caer el rey niño en manos de su tío, el rey leonés, previa claudicación de los Lara, tutores legales del rey niño, surge la intercesión heroica de un noble llamado Pedro Núñez de Fuentearmegil.

Conjunto histórico de Atienza, donde fue acogido el rey niño de Castilla, tras ser arrebatado de las manos de su propio tío, Fernando II de León (Fuente: Wikipedia)
Don Alfonso VIII es puesto a salvo, habiendo perdido gran parte de su reino en medio de una cruenta guerra civil coordinada por los Castro en el bando leonés. A partir de ese momento, Alfonso VIII de Castilla habrá de crecer, prosperar, y engrandecer a Castilla en años sucesivos. Tras acumular avances y logros durante su niñez y adolescencia, el rey castellano está encumbrado, amenaza a todos los demás reinos con su poderío, es aliado de Aragón y hace vasallo al reino de León, el cual, a la muerte de Fernando II, es heredado por Alfonso IX, al que las crónicas musulmanes darán en denominar ‘el baboso’, no sin razón.


Restos del ábside de la iglesia de Santa María de Atienza en Huete. Escenario de una batalla entre los clanes rivales de los Lara y los Castro, durante el curso de la cruenta guerra civil por la recuperación de las posesiones del rey niño de Castilla. El poderoso Conde Manrique Pérez de Lara, tutor del mismo rey, perdería la vida a manos de su archienemigo, Fernando Rodríguez de Castro (Fuente: http://www.descubrecuenca.com)

Y así llegamos al punto de partida. El formidable enemigo apostado en el sur, rivalidades en el norte, la España de los cinco reinos: Portugal, León, Castilla, Navarra y Aragón juegan sus bazas, ya sea entre ellos, como contra el (supuestamente) enemigo común almohade. En realidad, nunca será así. En realidad, esta será una historia de intrigas, de traiciones, de ambición desmedida, de fe alocada y desenfreno expansionista, de idas y venidas entre los territorios, sus monarcas y sus señores. Una época ideal para la mayor de las épicas, y para la mayor de las miserias. Un camino que conduce a la gloria de las Navas de Tolosa, un camino salpicado por los acontecimientos y las pugnas de poder; un camino, por cierto, que comenzará con una estrepitosa derrota cristiana, marcada a fuego en los anales. Nuestro camino empieza ahora, y conduce hacia a la ‘rota de Alarcos’.

Proyección sobre el campo de batalla desde el cerro de Alarcos, testimonio de la derrota de Alfonso VIII de Castilla frente a las tropas del califa almohade Abu Yakub ibn Yusuf ‘Al-Mansur’ en 1.194 (Fuente: Wikipedia)

miércoles, 25 de enero de 2017

Uno de Palencia buscando follón en Filipinas - Los Combates de Cagayán

Una vez más, este humilde cuentacuentos pretende alardear la épica de sus ancestros. Ancentros, tal vez poco emparentados con uno, tal vez no, si bien, abrazados todos bajo el mismo palio, que no es otro que el velo de las Españas. De nuevo hay que colegir el coraje y la gallardía, hoy tildadas de subversivas, de unos conquistadores que dejaron atrás los polvos de su tierra, para afrontar los lodos de la navegación de guerra. No quedaba un ápice peninsular para los méritos de sus valientes tras rendir el reino Nazarí de Granada. A sus espaldas dejaban un sinnúmero de abolengos ibéricos, que blasonaban cada rincón de la Reconquista, apropiándose de los castillos, de las ciudades, de los huertos, los cerros y las bahías. La España que dejaban atrás estaba jalonada de nobles fieles a una corona definitivamente despótica, aunque artífice de sus mayores glorias. Sea como fuere, no había hueco para prosperar.

Cerca de una centuria después del viaje de Colón, el imperio se extendía, allende los mares, navegando, recio y firme, sobre las procelosas aguas del Siglo de Oro, a toda vela. Las migajas que pendían de los mojones castellano-aragoneses no eran nada comparado con las viandas que se trinchaban del Caribe al Pacífico. Y allí es donde llegaron, de la mano del intrépido Magallanes, hasta el Mar de la China, acaparando el archipiélago de las Filipinas. Situado del gobernador de turno, un tal Gonzalo de Ronquillo, rondando el 1580, recibía noticia de la crueldad, violencia y frecuencia notables con que una amalgama de piratas chino-japoneses, asolaban el borde norte de la Isla de Luzón, la más grande del archipiélago en sí. Los así denominados como “wakos” eran lo más parecido a una suerte de almugáraves de agua con sal y juncos. Una pandilla de salvajes acostumbrados a vivir en el ripio de sus sampanes, un estilo vikingo de ojos rasgados y katanas, que a menudo encimaban las islas para desproveerlas de ganados, cosechas y/o habitantes, codiciados como esclavos.

Puesto el gobernador manos a la obra, envió a su flor y nata a enviudar algunas damas orientales. Dispuso una cincuentena de entre los escasos quinientos peninsulares con que se regía en aquellos años el archipiélago entero. Arracimando un grupo infantes de marina de los Tercios de las Armada española (cosa fina), embarcaron en busca de los pesados tábanos de con denuedo mordisqueaban los confines del imperio. Al frente, el Blas de Lezo de turno, otro bravo capitán al que la historia juzgará caprichosamente, sus compatriotas, malamente: el capitán Juan Pablo Carrión.


Cuadro en el Museo de Bellas Artes de Bilbao del marino español Juan Pablo Carrión. (Wikipedia)


Me río yo de la devoción de algunos por las katanas japonesas cuando entraron a restañar con el acero toledano y su estilo de esgrima. Bastaba la calidad de la aleación española para dejar la factura japonesa en hierro de colada. Unos cuantos tiros de artillería y el filo de las espadas bastaron para ocasionar la escabechina sobre un primer grupo que recién degollaba una aldea entera cercana a la desembocadura del río Cagayán.

Salvado del primer encuentro con escasos rasguños, se internaron en el río para pillar, in fraganti, a un numeroso grupo de sampanes masacrando de lo lindo a poblaciones locales. Ahora sacaron arcabuces y culebrinas, más livianas, para un combate más trabado. Más de un centenar de piratas asiáticos, calificables como samuráis, habrían palmado para entonces. Desembarcaron los españoles en la playa de Birakaya y allí aguardaron a puerta gayola. Los ‘ronin’ de junco y sal reaccionaron con rabia y destajo, envolviendo como un enjambre en sucesivas oleadas a los acantonados alabarderos capitaneados por nuestro buen capitán Carrión. Fueron varias horas de intenso combate, sobre un reducto de arena y agua, retaguardia a la densa selva, y en frente el avispero nipón.


Viñeta del cómic <<Espadas del fin del mundo>> (guionista Ángel Miranda y el dibujante Juan Aguilera)


Tras la contienda, los aguijoneados los despojos piratas tomaron la sabia decisión de abandonar, arredrados por los ‘peces lagartos’, como luego calificarían a los españoles, que habían puesto en tela de juicio el mito del samurái. Parece ser que no se volvió a saber de ellos por Luzón, a raíz de la escaramuza, o más bien, batalla por capítulos que se libró en el río Cagayán.

A pesar de lo que se empeñe en vendernos ciertas producciones cinematográficas, probablemente fue uno de los escasos enfrentamientos en que se cruzaran guerreros de occidente y samuráis como tales.

Mientras, otro gran héroe, propio de un tiempo de bizarros y desvaríos simpar, habrá de seguir navegando en el anonimato de una memoria que se rige por la linde de fronteras de celofán, pintadas en los libros de geografía de una ESO que ha renunciado a la verdad de los hechos.


Más sobre la batalla del río Cagayán:

sábado, 7 de enero de 2017

EL ENVILECIMIENTO DE LA MONEDA, UNA PRÁCTICA DEL SIGLO XII, UN REFLEJO EN NUESTROS DÍAS

UN REFLEJO DEL PASADO

Hoy traigo una pequeña reseña histórica, muy a colación de los avatares que sufrimos en esta incólume y ecuménica crisis financiera. Cuanto más mira uno hacia atrás, más cristalino puede ver el futuro. Corría el año 1135, sobre las llanuras del Reino de Castilla y León, se convocaba una curia, predecesora de las cortes, de las que derivaron más largamente en el tiempo las monarquías de occidente que hoy disfrutamos, como manifestación de la participación colectiva en las decisiones de poder. ¿Para qué se juntaba el personal en la corte de alguno de estos reyes primigenios, en cuyos reinos mandaban más las trabas internas, los desaguisados y los ricoshombres que el propio rey en persona?, la respuesta es sencilla: ir poniendo un poco de orden.

Años después, auspiciados por el rey Alfonso VIII de Castilla, por unas ciudades en crecimiento de población e importancia y por un cierto embrión de burguesía, se intuyen eventos asamblearios en Nájera (Nájera, La Rioja), donde se llevan discusiones varias, decisiones críticas, como elección de reina consorte, nombramientos de caballeros, afrentas, tributos y varios. En definitiva, los problemas del reino no pueden ser caprichosamente despachados por el rey sin algún tipo de consenson con las "fuerzas vivas" del reino.

NO SERÁ SUFICIENTE

La sucesión de guerras internas entre reinos cristianos y contra los infieles agarenos, mermaban las arcas reales en las interminables campañas y razzias, que no daban a colectar botines suficientes del enemigo, al estar todos sumidos en un contexto de empobrecimiento generalizado. Los reyes, desposeídos de riqueza, que manaba a duras penas de unas ciudades incipientes y de una sociedad agraria recreada en crisis recurrentes, no tenían gabelas con que alzar el peculio real a gastar en caballos, tejidos, fundición de aceros, cosido de jubones e intendencia de multitudes.

NACEN LOS BANCOS CENTRALES

Los reyes, se erigieron en los primeros banqueros centrales, cuando no disponían de capital suficiente, lo fabricaban. Ahora bien, el oro y la plata no son bienes abundantes, antes son metales nobles, escasos, empleados desde tiempos ancestrales como equivalencia de riqueza e intercambiables como tal. Acuñados en forma maravedíes y vellones, recorrían nuestras praderas y caminos pasando de mano en mano a cambio de servicios y mercancías, forjados en aleaciones preciosas que aseguraban un valor intrínseco en la propia figura de la moneda intercambiada.


Maravedí de oro acuñado durante el reinado de Alfonso VIII de Castilla en Toledo. Fechado en el año 1229 de la Era Hispánica (= 1191 de la era común)

SALTÁNDOSE LAS REGLAS

El rey recurría entonces a un ardite clásico: fabricar más moneda con menor contenido de metal precioso, pero acuñada con el mismo precio. Este fenómeno, se conoce como “quiebra de moneda”. Naturalmente, la consecuencia primera era que se bañaban los campos con dinero barato, depreciado, pero abundante. Un engañabobos que daba ciertos bríos a la hacienda real, a base de desbaratar el valor del dinero en circulación.

LA ESPAÑA DEL SIGLO XIII LEIDA EN IMAGENES
(Gonzalo Menéndez-Pidal)

INFLACIÓN

El fenómeno llegaba a las ciudades, donde los pequeños burgueses veían como el valor de sus bienes y ahorros monetarios se venía abajo cada vez que desde la casa real empantanaban al reino con moneda naif, mientras los protobanqueros reales, se presentaban en sus poblaciones, a comprar mulos, caballerías, piensos, equipos y alimentos con mucho dinero y poca riqueza de soporte. El fenómeno de la inflación medieval hacía su aparición, llamando a las puertas de los señores feudales.

LLEGAN LAS CORTES GENERALES

La situación se torcía una vez más y, aprovechando que el Órbigo pasa por Benavente, hétenos que se convocan cortes generales (curia plena) en 1202, en la susodicha localidad, por el ilustre Alfonso IX de León (que no era no era hijo sino primo de aquel Alfonso VIII de Castilla). Si bien las primeras cortes democráticas (entendiendo como tales aquellas en las que participa el pueblo llano, a través de sus representantes: alcaides, procuradores, cófrades) danse a conocer en 1188, a solicitud de este mismo rey, son las de 1202 en las que se tratan asuntos de mayor calado y afectando a la globalidad del reino. Una de las cuestiones mollares era regular ese problemilla de la “quiebra” de la moneda, los curritos del reino estaban hartos de los devaneos monetarios del señor de los señores, y había que refrenar tal actitud, ponerle coto, al menos.


San Isidoro de León. Fachada meridional. Sede de las primeras Cortes Generales celebradas en España (Año 1188)

PAGAREMOS MÁS IMPUESTOS SI ES NECESARIO... PERO NO TOQUÉIS LA MONEDA

La sabiduría de antaño se impuso, el diálogo en las cortes probablemente más representativas que ha conocido la Península Ibérica también. En una de las resoluciones documentadas, se estableció la Moneda Forera, clase de tributo a pagar, en régimen de fuero (forera) al rey, a razón de 1 maravedí por año y persona (nobles y clérigos se terminaron zafando de tan pesada carga-no sé si nos suena eso también-). A cambio, el rey se obligaba, durante 7 años, a no alterar el precio de la moneda, o lo que es lo mismo, a fabricar moneda alterando la aleación que la compone, o lo que es lo mismo, a no hacerse trampas al solitario.

TODOS PECHAN POR IGUAL

Mención aparte merece el detallazo con tintes de socialdemocracia de esta sociedad rural ultracristiana y belicista: la moneda forera, se pagaba por cabeza, tanto vecinos pobres como ricos; sin embargo para su cobro no podía echarse mano de la cama, ropa o armas del contribuyente.

Moraleja: Rentas y equilibrio presupuestario, contra el empleo de la liquidez de manera indiscriminada, como forma de afrontar las crisis.

¿MITO O REALIDAD?

Actores principales, a la izquierda, en las postrimerías de siglo XII, a la derecha, en los albores del siglo XXI.
Actores en 1202 - Actores en 2015
SIGLO XII SIGLO XXI
Rey díscolo Mario Draghi (BCE), Helen Jensen (Ferderal Reserve)... que mandan más que un rey
Curia Plena Congreso de los atribulados, incluyendo el arcoíris parlamentario; recientemente remplazados por la Troika a todos los efectos monetarios, recaudatorios y cognitivos.
Nobleza y clero Alguna aristocracia remanente, desde Medina-Sidonia a Mallorca-Burgos. Concordatos varios. Grandes fortunas evasoras de impuestos vía Sicavs, Paraísos fiscales y “tax rulings”. IBEX 35 en general.
Burguesía, pobres y ricos pagadores de impuestos Los pringados de los ciudadanos, que ahora, al contrario que antaño, ahora sí tienen que echarse mano de la cama, ropa o armas para pagar sus impuestos.

Corolario: Papa INOCENCIO IV dixit, anno 1273: “Si Rey quiere alterar moneda “non possit sine consenso populi”…  Algo ha cambiado durante los últimos ocho siglos.

lunes, 2 de enero de 2017

El Códice Calixtino, una guía de viajes del siglo XII

El Camino de Santiago es uno de los grandes hitos de la cristiandad. Alrededor del siglo IX, un ermitaño afirmó haber presenciado luces revoloteando en lo alto de un monte abandonado. Las pesquisas del Obispo de Galicia, diócesis de la división visigótica, ubicaron en el lugar de Iria Flavia los restos decapitados de un hombre. Allí ordenó levantar entonces Alfonso II de Asturias, de nombre el Casto, la ermita que la posteridad conocería como Catedral de Santiago. La mitología cristiana, con sus fabulaciones, la propia iglesia romana, con sus bulas (que no bulos), y la fe, convirtieron al evento en la tumba reconocida universalmente del Apóstol Santiago-Uno de los doce discípulos de Jesucristo-.


Siguiendo los pasos de la “Via del Finisterre”, camino precristiano, que bien podían haber empleado peregrinaciones célticas de toda Europa, acudiendo al pretendido fin del mundo y en loa de otras deidades, pudo vertebrar el Camino de Santiago. La designación del año Jacobeo de 1122, marcaría el pistoletazo de salida de un incesante trasiego de europeos en busca de la preciada tumba del apóstol. Ni siquiera la presencia del moro, en plenitud de fuerzas, con el caudillo Almanzor saqueando Santiago, Leon o Pamplona, arredraron a los primeros peregrinos.


El camino se convirtió en todo un evento cultural y turístico de primera línea, para una Europa que pretendía desperezar de los años oscuros de la alta edad media que, poco a poco, tocaba a su fin. El camino se ensanchó, se reformó, e incluso se alteró su ruta original, se tendieron puentes y se instalaron hospicios. Los arrabales francos comenzaron a prosperar como dendritos a lo largo del contorno sinuoso del camino. Se consolidaron las fronteras y el destino privilegiado de la Europa cristiana del medievo se convirtió en santo y seña de las Españas.


Rivalizando con los santos lugares de Jerusalén, objeto de mayores infortunios en las Cruzadas, surgen, incluso, las guías de peregrinación. Así es como damos con la Guía del Peregrino. Forma parte de los volúmenes del Códice Calixtino (Codex Calixtinus). Un manuscrito de gran valor, escrito entre los años 1135 a 1140, con el objeto de ensalzar las peregrinaciones jacobeas.


Exaltación cristiana, mecanismo publicitario, negocio plausible o simple devoción, el Códice Calixtino no deja de ser otra cosa que una guía de viajes adaptada a la mentalidad y costumbre del siglo XII -Lo cual encuentro fascinante-.


Aquí os dejo algunos apuntes sobre la Guía de Peregrinos (Liber peregrinationis), acerca de cómo era aquella España del tardomedieval, a través de la mirada de un caminante letrado.


1. Desde el punto de vista de los francos, existían cuatro caminos diferentes. Todos convergen en puente la reina


…Cuatro son los itinerarios que conducen hacia Santiago y que en Puente la Reina 1 , en tierras de España, confluyen en uno solo.
El primero pasa por Saint-Gilles, Montpeiller, Toulouse y el Somport 2 ; el segundo por Santa María del Puy, Santa Fe de Conques y San Pedro de Moissac; el
tercero 3 , por Santa Magdalena de Vézelay, San Leonardo de Limoges y la ciudad de Périgueux; y el cuarto, por San Martín de Tours, San Hilario de Poitiers, San Juan d'Angély, San Eutropio de Saintes y Burdeos.
El que va por Santa Fe, la de San Leonardo de Limoges y la de San Martín se reúnen en Ostabat, y pasado Port de Cize se unen en Puente la Reina a la ruta que atraviesa el Somport, formando desde allí un solo camino hasta Santiago…

2. En sus orígenes el camino discurría por Álava y Asturias, a fin de evitar correr riesgos con los sarracenos. Estos caminos, muy pesados y cruzando abruptos valles luego se llevaron al sur, hacia las llanuras del Duero y el Ebro.
3. En total se establecen trece jornadas a completar desde Port de Cize, acceso privilegiado a Roncesvalles, ya en Navarra. Este es el camino más franco.
4. Los francos se asentaron a lo largo del camino durante el trasiego del mismo


5. Se describe la ruta y las jornadas a emplear, con detalle de los lugares de paso


…Destacan el puerto de Cizé, Estella con su conjunto arquitectónico, Pamplona por relevancia, Burgos como capital castellana, Nájera dividida claramente con los francos, Fromista con la basílica de San Martín, León con San Marcos y la Orden de Santiago, desde donde se protege a los peregrinos
Villafranca con su empalizada y la iglesia de Santiago, su colegiata dependió de Cluny. Recibió fueros antes de 1196…


6. Se refieren pueblos y aldeas y aldeas de la época, con anotaciones acerca de sus riquezas, virtudes y defectos.
7. Nombra los importantes hospicios que acogían a desventurados: Hospital de Jerusalén, Mont-Joux (Alpes) y Santa Cristina (puerto de Somport), en homenaje a las tres grandes rutas de peregrinación de la época (Jerusalén, Roma y Santiago)


...El Señor instituyó en este mundo tres columnas muy necesarias para el sostenimiento de sus pobres, a saber: el hospital de Jerusalén, el de Mont-Joux59 y el de Santa Cristina, que está en el Somport...
8. Peregrinar a Santiago era oficio de valientes, por varios motivos:
- Insectos devoradores de carne


…pero si por casualidad la atraviesas en verano, guarda cuidadosamente tu rostro de las enormes moscas, vulgarmente llamadas avispas o tábanos, que allí abundan sobremanera…


- Se producían pillajes y atropellos, como los abusos en el cobro de cruce de ríos de gave en francia, incluso con ahogados de por medio


...Por eso entra en ella con pocos, pues si se carga en exceso, pronto zozobrará. También muchas veces, los barqueros meten tanta cantidad de peregrinos, tras cobrarles el precio, que la nave vuelca, y los peregrinos se ahogan en las aguas. Por lo que se alegran malignamente los barqueros, porque así se  apoderan de los despojos de los muertos…


- Asaltos


...En esta tierra, es decir, cerca de Port de Cize, en el pueblo llamado Ostabat, Saint-Jean 93   y  Saint-Michel-Pied-de-Port,  los  recaudadores  de portazgo   son  tan  malvados  que merecen la más absoluta condena, porque armados con dos o tres garrotes, salen al paso a los peregrinos arrancándoles por la fuerza injustos tributos. Y si algún viajero se niega a darles los dineros que le piden, le golpean con los garrotes y en medio de amenazas le registran hasta las calzas y le quitan el censo, insultándole…


- estafas
...En nuestro viaje a Santiago, encontramos a dos navarros sentado a su orilla, afilando sus navajas, con las que solían desollar las caballerías de los peregrinos que bebían aquella agua y morían. A nuestras preguntas contestaron, mintiendo, que aquel agua era buena para beber. Por lo cual abrevamos en ella a nuestros caballos, de los que al punto murieron dos, que los navarros desollaron allí mismo...

- En general, las carnes y los pescados hacían enfermar a los peregrinos


...Todos los pescados y carnes de vaca y de cerdo de toda España y Galicia, producen enfermedades a los extranjeros…


-Habla de las aguas de los ríos y si son potables, al igual que el alimento que pueden proveer


...Si alguna vez comes en España y en Galicia el pescado
que vulgarmente se llama barbo, o el que los del Poitou llaman alosa y los italianos clipia, o anguila
o tenca, seguro que muy pronto o mueres o enfermas…


- Igualmente, refiere aguas puras y limpias como son las del pisuerga, el porma, el esla, el bernesga
9. No deja de alabar la labor de aquellos que contribuyeron al mantenimiento y mejora del camino.


...He aquí los nombres de algunos viatores que en tiempos de Diego, arzobispo compostelano; de Alfonso60, emperador de España y de Galicia, y de Calixto, Papa, repararon, por piadoso amor de Dios y del Apóstol, el camino de Santiago desde Rabanal hasta Puertomarín, con anterioridad al año del Señor de 1120...


10. Detalles curiosos como el de los peregrinos lavándose los bajos en el Río Labacolla, cerca de Santiago. El hedor debía ser infernal en la plaza de la catedral. El botafumeiro debía ser un riego masivo de incienso desatado con el fin de limitar los malos olores.


...Un río que está a unas dos millas de Santiago, en un sitio de mucho arbolado, que se llama Labacolla, porque en él suele la gente francesa que peregrina a Santiago lavarse, no solamente sus vergüenzas, sino también, despojándose de sus vestidos, la suciedad de todo su cuerpo…


11. Describe con todo género de detalles los países y sus gentes. Llegados a este punto, no salen bien parados vascos y navarros, a quienes dedica las líneas más afiladas.


...Tras este valle se encuentra la tierra de los navarros, rica en pan, vino, leche y ganados. Navarros y vascos son muy semejantes en cuanto a comidas, trajes, y lengua, pero los vascos son algo más blancos de rostro que los navarros. Estos se visten con paños negros y cortos hasta las rodillas solamente, a la manera de los escoceses, y usan un calzado que llaman albarcas, hechas de cuero con pelo, sin curtir, atadas al pie con correas, que sólo resguardan la planta del pie, dejando desnudo el resto. Gastan unos capotes de lana negra, largos hasta los codos y orlados a la manera de una paenula, que llaman sayas. Comen, beben y visten puercamente. Pues toda la familia de una casa navarra, tanto el siervo como el señor, lo mismo la sierva que la señora, suelen comer todo el alimento mezclado al mismo tiempo en una sola cazuela, no con cuchara, sino con las propias manos, y beben todos del mismo jarro. Si los vieras comer, los tomarías por perros o cerdos comiendo. Y oyéndoles hablar, te recuerdan los ladridos de los perros, pues su lengua es completamente bárbara. A Dios le llaman Urcia; a la Madre de Dios, andrea María; al pan, orgui; al vino, ardum; a la carne, aragui; al pescado, araign; a la casa, echea; al dueño de la casa, iaona; a la señora, andrea; a la iglesia, elicera; al presbítero, belaterra, lo que quiere decir bella tierra; al trigo, gari; al agua, uric; al rey, ereguia; a Santiago, iaona domne Iacue(...) Este es pueblo bárbaro, distinto de todos los demás en sus costumbres y naturaleza, colmado de maldades, oscuros de color, de aspecto innoble, malvado, perverso, pérfido, desleal y falso, lujurioso, borracho, agresivo, feroz y salvaje, duchos en toda suerte de violencias, silvestre, réprobo, impío y rudo, cruel y pendenciero, desprovisto de cualquier virtud y enseñado en todos los vicios e iniquidades; parejo en maldad a los getas y los sarracenos107, y enemigo frontal de nuestra nación gala. Por un sólo dinero, un navarro o un vasco mata si puede, a un francés. En algunas de sus comarcas, sobre todo en Vizcaya y Álava, los navarros mientras se calientan, se muestran mutuamente sus vergüenzas, el hombre a la mujer y la mujer al hombre. También usan los navarros de las bestias en impuros ayuntamientos, fornican incestuosamente al ganado. Pues se dice que el navarro cuelga un candado en las ancas de su mula y de su yegua, para que no las pueda acceder más que él mismo. Además, da lujuriosos besos a la vulva de su mujer y de su mula. Por todo ello, los navarros han de ser censurados por todos los discretos…


12. Aunque, tal vez para no levantar ampollas, remata describiendolos como valientes y extremadamente piadosos
.... Sin embargo, se les considera valientes en el campo de batalla, esforzados en el asalto de castillos, cumplidores en el pago de diezmos, y asiduos en las ofrendas a los altares. Pues cada día al ir los navarros a la iglesia, hace una ofrenda a Dios, o de pan, vino o trigo, o de algún otro producto…


13. Más de mil cruces jalonaban el Port de Cizé, junto a la supuesta Cruz Carlomagno

...los peregrinos tienen la costumbre de hincarse allí de y orar vueltos hacia la patria de Santiago, y cada uno deja clavada una cruz, estandarte del Señor. Hasta mil se pueden encontrar allí. De ahí que se considere a aquel lugar por el primero de la oración a Santiago en el camino...


14. El viaje no es solo el objetivo final, se trata de una plataforma de publicitación de fenómenop cristiano, cuyo exponente principal son sus héroes, santos y mártires. Qué mejor causa para acudir a visitar los cuerpos santos desperdigados por el camino. Sepulcros y requilias, algunas de ellas, particularmente bien descritas y ostentosas.


- Así habla de San Gil el autor


...Después de los profetas y los apóstoles, ninguno entre los demás santos más digno, más santo, más glorioso, ni más rápido en el auxilio que él...


Serían amigos, supongo…


- La descripción del martirio de San Saturnino es especialmente cruel, arrastrado por toros bravos durante una milla, escaleras abajo, vació los sesos y desgarró su piel.
...Apresado por los paganos en el Capitolio de la ciudad de Tolouse, fue atado a unos toros muy bravos e indómitos que desde lo alto de la ciudadela, le arrastraron por las escalinatas de piedra abajo, una distancia de una milla; destrozándole la cabeza, vaciándole los sesos y con todo el cuerpo desgarrado entregó dignamente su alma a Cristo…


- Se menciona la tumba del héroe Rolando, de 'la Chanson du Roland' en Blaye, junto a la costa. En plena ola de fetichismo relicario, no falta la alusión al mítico olifante del héroe Roland, que fue trasladado dicen, impunemente, a Burdeos.

...Después de haber ganado Roldán numerosas batallas contra los reyes gentiles, y de haber sufrido la fatiga del hambre, del frío y de los excesivos calores, víctima, por amor de Dios, de durísimos golpes y constantes heridas, herido con flechas y lanzas, se cuenta que por último murió de sed en el referido valle, como insigne mártir de Cristo. Sus propios compañeros enterraron con digna veneración su sacratísimo cuerpo en la iglesia de San Román en Blaye…


- San Eutropio, uno de los primeros obispos del catolicismo, heredero del rey jerjes de babilonia, que cohabitó con jesucristo, participando de alguno de sus milagros. San eutropio recibió prebendas del mismo san pedro y del primer papa, clemente. Fue martirizando predicando en las galias cuando lo de difundir la palabra de Jesús era cuestión de alto riesgo.

...se llegaron los verdugos a la choza del santo varón donde primero le lapidaron, azotándole luego desnudo con palos y correas plomeadas, para darle finalmente muerte, cortándole la cabeza con segures y hachas…


- El pillaje formaba parte de esta locura por las reliquias, de ahí que la cabeza de san juan bautista volara desde Jerusalén a Poitiers, obrando milagros durante el camino y aun después.


...Durante su traslado esta cabeza obró innumerable milagros por tierra y mar…


15. Surge la sempiterna crítica a la herejía, enfocada en el arrianismo que se extendió con generosidad por el norte de áfrica, discutiendo el fenómeno de la Santísima Trinidad.
16. La salvación siempre tuvo un precio, por ejemplo, llevar agua a la catedral


...YO BERNARDO, TESORERO DE SANTIAGO, TRAJE AQUI ESTA AGUA Y
EJECUTE LA PRESENTE OBRA PARA REMEDIO DE MI ALMA Y DE LAS DE
MIS PADRES, EL DIA TERCERO DE LOS IDUS DE ABRIL DE LA ERA MCLX...


17. Ya se vendían souvenirs en la catedral, para los turistas. Cuántas conchas no han volado desde entonces.
...se venden a los peregrinos las típicas conchas 187 . Se venden allí
también botas de vino, zapatos, morrales de piel de ciervo, bolsas, correas, cinturones y toda suerte
de hierbas medicinales y demás especias, así como otros muchos productos…


18. Se deja constancia de que tentación y machismo van de la mano


... está representada una mujer sosteniendo entre sus manos la cabeza putrefacta de su amante, arrancada por su propio marido, quien la obliga a besarla dos veces por día. ¡Grande y admirable castigo para esta mujer adúltera! …


19. No olvides los patrones de costura para confeccionar tus ofrendas


..Si alguien, por devoción a Santiago, quisiera regalar un mantel o un lienzo para cubrir su altar, debe enviarlo de nueve palmos de ancho y veintiuno de largo. Pero si por amor de Dios y devoción al Apóstol, alguien quiere regalarle un palio para cubrir el altar por delante, procure que su anchura sea de siete palmos y trece de ancho…


20. Y, como siempre, el vil metal. El reparto de las rentas entre los componentes del cabildo no es cuestión menor


...Entre ellos se reparten las ofrendas del altar de Santiago por semanas sucesivas. Se dan al primero las de la primera semana, al segundo las de la segunda, al tercero las de la tercera y así sucesivamente se reparten hasta el último. Cada domingo, según dicen, se hacen tres partes de las ofrendas, la primera de las cuales la recibe el canónigo a quien corresponde.